La coliflor es verde, originalmente.
El color blanquecino que vemos habitualmente es consecuencia de que mientras crece, la tapen para que no le dé la luz y no desarrolle clorofila, la sangre de las plantas, que es la que le da ese color verde.
A esta práctica de taparla mientras crece se la conoce como “blanqueo”. Lo sabemos, han dedicado mucho tiempo a buscar el nombre…
La coliflor, todas sus variedades, tiene su temporada grande en los meses otoñales, justo cuándo empieza a apretar el frío. Es cuándo se consiguen piezas de mayor tamaño y menor coste, por la mayor cantidad de piezas producidas. Por lo tanto, mejor comerla en invierno, no? Más rica, más grande y más barata…
Paradójicamente, la coliflor verde, la original, tiene más vitamina C, olor y sabor. Entonces, por qué “adulterarla”?.
En cuanto a características, proporciona lo siguiente:
- 1 gramos de carbohidratos.
- 3 gramos de fibra.
- 18 calorías por cada 100 gramos.
Conclusión: opción ideal si buscas una guarnición baja en aporte energético pero que te chute energía. Estupenda para dietas y deportistas.
Qué más contiene la coliflor?.
Vitaminas
Folatos (64 mcg). Los folatos (abstenerse de bromas fáciles…) contribuyen a un buen funcionamiento del sistema inmunitario y ayuda a reducir el cansancio y la fatiga. Su déficit puede producir anemia y, en caso de mujeres embarazadas, malformaciones en el tubo neural del feto. Una ración de coliflor (150 gramos) cubre el 63% de las ingestas recomendadas para un adulto.
Vitamina C: 47 mg / 100 gramos. Lo negativo: que buena parte se perderás en la cocción. Para evitarlo, mejor prepararla al vapor, o en crudo. La vitamina C participa en la formación de colágeno para el normal funcionamiento de piel, encías, vasos sanguíneos, cartílagos… También mejora la absorción del hierro y contribuye a la protección de las células del daño oxidativo.
Minerales
Potasio (193 mg), el más abundante. Necesario para el funcionamiento normal de los músculos y del sistema nervioso, así como para mantener la presión arterial en niveles normales.
En cuanto a su preparación, mejor al vapor, por lo siguiente:
Los glucosinolatos (compuestos a los que se atribuye un efecto anticancerígeno), así como los polifenoles y flavonoides antioxidantes se reducen notablemente si se someten a altas temperaturas, como al hervir. Por lo tanto, si quieres mantener todo su potencial, mejor al vapor.
Trucos para conservarla, si no se va a comer el mismo día:
- Guardarla directamente en la nevera envuelta en una bolsa de plástico perforada. Te aguantará unos días. No la laves hasta que vayas a cocinarla.
- Si prefieres congelarla para utilizar más adelante, trocéala y escáldala unos minutos. La mantendrás con vida más tiempo, pero tampoco la conviertas en momia…