Biodiversidad y su impacto en nuestra alimentación

Los bosques acogen alrededor del 70 % de la biodiversidad de la Tierra.

Recordemos que la biodiversidad es la variedad de formas de vida. Incluye, por tanto, las distintas especies de organismos de todo tipo (plantas, animales, bacterias…). Pero también incluye las variaciones genéticas de estas especies: dos variedades de tomate distintas es biodiversidad, la vaca roxa y la casina, también.

La biodiversidad aporta alimentos, agua dulce y suelos fértiles para cultivar y alimentarnos, medicinas y fibras textiles para cuidarnos y arroparnos y otras materias primas.

En definitiva, la biodiversidad es lo que nos permite diariamente comer, beber, vestirnos, prevenir y curar enfermedades, admirar paisajes y desarrollar nuestra propia vida y la de nuestra sociedad.

Por tanto, si cuidamos el campo, los bosques, cuidamos la vida. La naturaleza en general, es una fuente de riqueza, también para la educación y el aprendizaje.

Las actividades al aire libre nos proporcionan, tanto a adultos como a pequeños, altas dosis de bienestar físico y mental. El contacto con la naturaleza es beneficioso en todos los aspectos de la vida, tanto en experiencias como en conocimiento.

Además de este beneficio intangible del contacto con la naturaleza, el ser humano nos aprovechamos del ecosistema, obteniendo muchos beneficios. Un ecosistema sano controla las inundaciones, fertilizan y protegen el suelo en el que cultivamos alimentos, purifican el agua que bebemos, frenan la erosión o nos protegen frente a especies invasoras o el control de las plagas.

Beneficios que quizá no llegamos a apreciar porque no vemos una relación directa en nuestro día a día, pero sí fácilmente identificable, por ejemplo, en la calidad del agua o el cultivo de la patata.

Si visitamos un país en el que no se recomienda beber agua del grifo, y hasta para lavarte los dientes tienes que utilizar agua embotellada, nos damos cuenta del enorme privilegio que supone abrir un simple grifo y poder beber agua de calidad, útil, en cualquier momento. En este caso, en la regulación de la calidad del agua también es un beneficio que obtenemos del ecosistema. ¿Cuánta agua del grifo utilizas a diario para tus necesidades? Comer, beber, higiene, etc.

Otro hecho reciente. La presencia de la “polilla guatemalteca” ha impedido sembrar patata en media Asturias durante los últimos años. Sin patata de casa, hay que comprarla fuera, y ya no es lo mismo saber qué estás comiendo, como se ha producido y de dónde viene, tratando de asegurar la compra de una patata que, en aspecto y uso en la cocina, se asemeje a lo que estábamos acostumbrados. Ahora valoramos más la patata de casa, por la imposibilidad de su cultivo.

Obviamente, influyen más factores en esto, pero sin un cuidado de base del ecosistema para mantenerlos sanos y vivos, el mantenimiento de nuestros hábitats, de la biodiversidad, perdemos calidad de vida.

Aprendamos a anticiparnos a estas situaciones y cuidemos de la biodiversidad.

Gracias a Marcos Miñarro, investigador del Área de Cultivos Hortofrutícolas y Forestales del SERIDA (Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario), por asesorarnos y formarnos en esta área, sin el que no seríamos tan conscientes de las repercusiones de la biodiversidad en nuestros cultivos.


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